Un recordatorio nostálgico por lo innecesario

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En el vasto universo de los videojuegos y el anime, hay cosas que, aunque presentes, no cumplen ninguna función real. Sin embargo, estas mismas cosas, aunque inútiles, nos evocan una nostalgia profunda y nos transportan a momentos en los que nuestra pasión por ambos mundos no conocía límites.

Reproductores de VHS y casetes: Para los otakus de antaño, grabar episodios de anime en VHS era una práctica común. ¿Y qué tal esos intentos de usar un casete para alguna banda sonora de un videojuego en nuestras consolas? Aunque estas tecnologías están obsoletas hoy en día, nos recuerdan la emoción de coleccionar, de esperar y de disfrutar nuestros animes y juegos favoritos en formas físicas. Eran reliquias que, aunque no tienen cabida en la tecnología moderna, forman parte de la historia de nuestra pasión.

Posters y merchandising sin colgar: Tanto en el mundo otaku como en el gamer, hemos acumulado posters, figuras y llaveros que, aunque no tienen ninguna función práctica, ocupan un espacio especial en nuestras colecciones. Cada pieza de merchandising, cada póster nunca colgado, es un recordatorio tangible de nuestro amor por los personajes, historias y mundos que nos han acompañado.

Manual de instrucciones en papel y guías de episodios: Antes de la era de internet, los manuales de los juegos y las guías de episodios en revistas eran nuestros tesoros. Aunque hoy en día todo está disponible en línea, hojear una guía o un manual nos permitía descubrir trucos, detalles y próximos lanzamientos. Eran compañeros silenciosos en nuestras aventuras, ahora reemplazados por la inmediatez digital.

Subtítulos desincronizados y bugs en los juegos: ¿Quién no ha tenido que lidiar con subtítulos que no coinciden con el audio en un anime, o con bugs en un juego que no te dejan avanzar? Aunque frustrantes, estos momentos también tienen su encanto, recordándonos que incluso en nuestros mundos favoritos, nada es perfecto. A veces, esas imperfecciones se vuelven parte de la experiencia y nos enseñan a apreciar cada detalle, por insignificante que parezca.

Al final del día, estas cosas sin función no son meros objetos o errores; son recuerdos de una época en que cada descubrimiento, cada objeto coleccionado y cada pequeña imperfección formaban parte de la magia que nos hacía perder la noción del tiempo. En su inutilidad, encuentran su verdadero valor: el de recordarnos por qué amamos tanto el mundo gamer y otaku.

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Nos vemos en el siguiente post...

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