Desde el principio, Gungrave nos introduce en un mundo distópico donde el poder, la corrupción y la muerte son inevitables. Pero lo que realmente destaca no es la violencia, sino el dolor que acompaña a cada decisión tomada por sus personajes. Brandon, silencioso y devoto, sigue a Harry en su ascenso al poder dentro de la mafia Milenion. Ambos comparten una amistad que parece inquebrantable, pero como en todas las tragedias, el poder y la ambición lo corroen todo.
La música acompaña esta atmósfera, con notas melancólicas que subrayan el carácter trágico de los eventos. Las composiciones no son grandilocuentes, sino sutiles, arrastrándonos a un estado de reflexión profunda. Cada batalla, cada traición, está marcada por una banda sonora que no glorifica la violencia, sino que la presenta como un recordatorio doloroso de lo que se ha perdido.
El menú y el HUD del anime, metafóricamente hablando, son minimalistas: el anime se enfoca en lo esencial, en las relaciones humanas y en la fragilidad de estas frente al poder. No se desvía con elementos innecesarios, manteniéndose centrado en la tragedia de Brandon y Harry, y en cómo sus decisiones los llevan inevitablemente a su destrucción.
El contenido de Gungrave abarca lo que muchos animes temen tocar: la desesperanza total de la vida tras la traición, la lealtad llevada hasta el punto de la autodestrucción, y el costo de las ambiciones desmedidas. No es solo una historia de venganza, sino una cruda exposición de cómo las relaciones humanas pueden ser destruidas por el deseo de poder. Harry, cegado por su ambición, sacrifica todo lo que alguna vez valoró, mientras que Brandon, atrapado entre la lealtad y el deber, pierde su humanidad en el proceso.
Gungrave es un anime sin duda una reflexión sombría sobre la vida después de la muerte, sobre lo que significa existir cuando todo lo que importaba ya se ha ido. En el final, cuando las armas se silencian y las últimas balas han sido disparadas, lo único que queda es la memoria de una amistad rota, un recordatorio de que incluso en un mundo distópico, lo más difícil de enfrentar no es la muerte, sino la vida que se lleva después de ella.